PLUFF (El Corredor de Sueños)


Muy, muy, pero que muy muy lejos de donde lees este libro. Más alto de lo que cualquier hombre ha llegado, se acuesta sobre las nubes la Tierra Dormida. Hogar y dominio de Pluff "El corredor de sueños".
Desde la cima más elevada de la Tierra Dormida, Pluff vigila sus dominios bien protegido en su fortaleza, llamada “El Castillo Almohada”.

Completamente hecho de almohadas, almohaditas y cojines, el castillo podría arroparte con sus suaves pisos y paredes apenas con poner un pie sobre él, hasta caer en un profundo sueño sin fin. Sólo Pluff puede estar dentro, porque cualquier otra persona se dormiría en el acto y comenzaría a soñar sin poder levantarse nunca más, al menos que el Señor Pluff quisiera lo contrario. Ah!, casi lo olvido, hay otra persona que puede estar en el castillo sin dormirse. Es el ayudante del Señor Pluff, Cogí Uncojín, experto en el arte de soñar y hacer que los sueños se vuelvan realidad.

Muy temprano al atardecer como siempre acostumbraba, Pluff preparaba su triciclo ensoñador para salir con la puesta del Sol. Le daba instrucciones a Cogí para que convirtiera en realidades unos cuantos sueños que le habían quedado pendientes en Asia y Europa, mientras él ordenaba su itinerario por América, África y Oceanía.

Por última vez en el día Pluff revisaba la compluftadora para confirmar su itinerario de trabajo.
- Veamos (Murmuraba Pluff) Ok, comenzamos como siempre en Oceanía ya que es ahí donde se esconde primero el Sol. Ajá, son 3 millones y medio de sueños por entregar, más 200.000 que estaban castigados con insomnio y que hoy comienzan a soñar otra vez. En África hay muchos sueños que entregar, mejor me llevo unas fantasías extras para allá. En América todo está normal, aunque me indica la compluftadora que hay un niño que no quiere soñar más. Que raro!! lo voy a investigar.


Una vez puesto el Sol comienza la noche de trabajo para Pluff y Cogí. Ya en el aire Pluff empezó sobrevolando Australia a la velocidad del pensamiento (Se cree que el pensamiento es tan rápido que la luz), pasaba volando por encima de las cabezas, ya acostadas de la gente, dejándolas dormidas y soñando en el acto (es por eso que no nos damos cuenta cuando nos dormimos). En un santiamén, Pluff había entregado su primera tanda de sueños a casi todos los niños y abuelitos del mundo, para comenzar su regreso y seguir entregando sueños a los adultos y trasnochados que suelen acostarse más tarde. - Ha terminado otra dura noche de trabajo. Decía Pluff agotado. - Mientras espero que todos los que han retrasado su sueño se acuesten, voy a investigar a mi amiguito que no quiere soñar más.
-La compluftadora indica que el niño se llama Max, y vive en Caracas, la capital de Venezuela. Voy para allá.

En un abrir y cerrar de ojos ya Pluff se encontraba en el cuarto de Max. Claro, como Max no podía verlo Pluff esperaba que se durmiera para así poder platicar con él en sus sueños y saber que pasaba (Cuando un niño no quiere dormer ell poder de Pluff para hacer soñar disminuye. Claro, pluff puede hacer soñar pero hacer dormir es más difícil sin la ayuda de sus almohadas mágicas o de Cogí). Esperó y esperó hasta que después de un buen rato por fin Max cerró los ojos y se durmió.



Pluff entró en su sueño y de pronto se vió dentro de un cuarto muy oscuro y grande, donde se escuchaba una risa macabra y burlona. Siguiendo el sonido de la risa con mucha cautela Pluff llegó hasta una sala donde vio a Max sentado en una silla acosado por la nefasta risa, que acompañada de una mano gigantezca lo acusaban por haber dejado 2 cucharadas de sopa de lentejas sin comer en el almuerzo. - Max. El jurado te encuentra culpable por dejar comida en la mesa, y por eso serás castigado. Ja, Ja, Ja, Ja.- Decía la risa macabra sin que Pluff pudiera ver su rostro.

Max gritaba asustado. - Yo no fuí, se los juro que me comí todo. Por favor déjenme ir, déjenme ir.
Justo cuando Pluff se preparaba para entrar en la sala y rescatar a Max, este se despertó agitado, sacando a Pluff de su sueño. – ¿Donde estoy? - Se preguntó Pluff, sin saber que ocurrió. - Salí del sueño de Max, ¿pero cómo?. Extrañado por lo ocurrido el Corredor de Sueños esperó un rato a ver si Max se dormía otra vez, pero nada ocurrió.

Ya de regreso al Castillo Almohada y luego de haber repartido todos los sueños pendientes Pluff, completamente intrigado por lo ocurrido con Max comenzó a investigar.
- Cogí: cuando te levantes al mediodía quiero que investigues en las Antigüas Escrituras Dormidas si existió algún gran enemigo del sueño.
- Apenas despierte lo haré jefe ¿ocurrió algo?. - respondió bostezando Cogí.
- Hay un niño llamado Max que no quiere soñar más, y cuando entré en su sueño él estaba siendo acosado por una voz que no tenía cuerpo, o estaba escondido y no podía verlo, que junto a una mano enorme acusaban a Max de no haberse comido unas cucharadas de sopa. Cuando iba a intervenir, Max se despertó y me saco instantáneamente de su sueño.
- Muy extraño jefe. Muy extraño!!

Al mediodía siguiente Cogí fue a la biblioteca y comenzó su investigación de la Antigüas Escrituras. Dos horas más tarde consiguió lo que estaba buscando. - Ya llevo dos horas leyendo las Antigüas Escrituras y no consigo nada de lo que el jefe me pidió. - Pero al pasar la página: - Aquí está. Es una vieja leyenda, voy a leerla:

" Hace muchísimos años, cuando la tierra y el hombre eran muy jóvenes, se alzaba imponente el Imperio del Sol, la civilización más grande de la historia. Todos eran felices en la tierra más fértil y prospera que existía, dirigidos por el honrado y bondadoso rey Brillín Hukkan.
Un día llegó un mensajero del reino con una carta urgente para el Rey Brillín y su consejero Ádver. La carta provenía del Pantano Encantado, dominio de los brujos sombríos del oeste, y advertía que si el Rey Brillín no entregaba su entera fortuna a los brujos del oeste, el rey y todo su reino no verían nunca más la luz del sol.


El Rey, preocupado por lo sucedido pedía el consejo de Ádver. Por mucho tiempo reunidos, el consejo, el consejero y el rey no llegaban a una decisión. Hasta que luego de un tiempo una mancha redonda y oscura tapo por completo el sol.
Durante los días siguientes el imperio cayó en el caos. La confusión era grande pero el Rey Brillín lo era más aún y en un momento de genialidad decidió entregar toda su fortuna a los brujos sombríos del oeste. El rey mandó a depositar toda la fortuna en una caja negra y bien sellada, ¿con que razón?, nadie lo sabía. Ádver, el consejero, le preguntaba que quería hacer pero el rey no respondía, sólo decía: - Confiad en mi.
Sin más ni más la enorme caja negra llena de monedas de oro, hermosas joyas y toda la fortuna del reino fue llevada por una misión comandada por el mismo rey hasta el Pantano Encantado.
Al llegar, los brujos sombríos los esperaban dirigidos por el Obeso Brujo del Oeste, señor de las sombras y fuerza de peso del Pantano Encantado. - Hola Brillín. Rey de segunda. Veo que no aguantas sin tu repugnante y luminoso Sol, aunque ahora yo le doy las gracias porque ha sido de valiosa ayuda para destronarte.
-Esta vez creo que me has ganado Obeso -declaró el rey- , lo único que quiero es volver a ver el Sol y mi pueblo en paz, no me importan las riquezas tanto como a tí.



- Entonces vamos a abrir mi nueva fortuna. -Exclamó emocionado Obeso.

Obeso y todos los brujos se aproximaron a la caja para abrirla, y cuando comenzaron a destaparla un inmenso brillo empezó a inundar todo el pantano.
Mientras más abrían, más era la luz que salía de la caja. Los brujos cegados cayeron al piso y comenzaron a desintegrarse con los haces de luz que los traspasaban. Entre la desesperación, Obeso, a medida que se transformaba en sombra lanzó un hechizo mágico: - De tu reino me iré por la luz que me atraviesa, pero noche tras noche vendré para torturaos en sueños y meterme en sus cabezas.-y luego se desvaneció en forma de sombra desnuda.

- Voy a llevarle esta leyenda a Pluff, creo que aquí esta la clave de todo este problema. - Pensó Cogí al salir corriendo donde estaba Pluff.
Ya de regreso en la sala de operaciones, Cogí esperaba a Pluff para mostrarle lo que había averiguado. Eran ya las cuatro de la tarde, hora de comenzar el trabajo de todos los días. Planificar el itinerario, revisar los pequeños castigos de insomnio, y preparar los nuevos sueños que ocurrirían en esa noche. A la llegada de Pluff, Cogí le contó lo sucedido. Pluff decidió esperar hasta la mañana para analizar la leyenda, pues ya era un poco tarde.
Entre tanto esa fue una noche normal como cualquier otra, hasta la llegada a casa de Max. Allí Pluff, acompañado esta vez por Cogí, pudo llegar antes que su rival (Gran ventaja para saber un poco más de lo que en realidad le pasaba a Max). – Esta vez llegamos a tiempo Cogí. Manos a la obra!!!. Un polvo de estrellas fue suficiente para hacer dormir a Max, que aunque renuente y después de luchar por unos instantes cayó dormido en un profundo sueño.
Un inmenso paisaje colorido, con flores, un caudaloso río rodeado por pinos gigantes y animales que hablaban entre ellos era el escenario escogido por Pluff para su charla con Max. En ese lugar todo lo que se pensaba podía convertirse en realidad.
Max caminaba asustado por la pradera, aunque sólo por unos minutos. Al rato de estar allí, comenzó a agradarle ese hermoso lugar, caminaba por un sendero cuando vio a la distancia un animal azul que brillaba.



Al acercarse se dio cuenta de que era una pantera. Pero, ¿una pantera azul?. Se acercó y ella lo miraba. Se estudiaron el uno al otro y de pronto la pantera dijo: - Hola!! ¿Como te llamas?.
Me llamo Max ¿Y Tú?. -Contestó Max extrañado.
Yo me llamo Zágaz. –Exclamó la pantera muy tranquila.
Oye, nunca te había visto por el Bosque del Ojo Cerrado. ¿Es primera vez que vienes?. –Preguntó Zágaz.
La verdad es que sí. Pero no sé como llegue aquí.
Tal ves estás dormido y viniste en sueños –respondió Zágaz- porque este bosque es de la imaginación de todos los que aquí encuentres.
No creo –dijo Max- a mi no me gusta dormir.
Hummm!! Tan sabroso que es, ¿y por qué?, ¿Será que tienes miedo?
Yo no!!!, Yo no tengo miedo.
¿Si tienes miedo? yo te puedo ayudar.
Nadie puede ayudarme. Nadie puede contra él.
Viste que sí tienes miedo. Cuéntame todo y seguro te podré ayudar.

Tembloroso y con un poco de dudas, Max comenzó a contarle todo lo que le había ocurrido en los últimos días: Los sueños oscuros donde escuchaba la voz de una persona terrible, que no había podido ver, y que además se burlaba de él, y lo castigaba de la peor forma.
Luego de contarle todo, Zágaz se paró frente a Max y le dijo: - Max: Para poder ayudarte debes saber primero quien soy en realidad!!. Y de repente una mágica transformación convirtió a Zágaz en Pluff “El Corredor de Sueños”.
Max no podía creerlo. Boquiabierto y sin decir una palabra se quedo paralizado hasta que Pluff le habló: - ¿Que pasa Max? este soy yo, y me llamo Pluff “El Corredor de Sueños”. Yo soy el responsable de todos los sueños del mundo, pero contigo ha ocurrido algo extraño. La oscuridad ha entrado en ti. Es alguien que no conozco y que debe tener un gran poder, porque a entrado en mis dominios sin darme cuenta, pero con tu ayuda lo vamos a atrapar.
¿Con mi ayuda? Respondió Max. – ¿Pero cómo ?
Muy fácil. Sólo tienes que confiar en mi. Esta noche debes dormirte y esperar que yo te busque. El resto no lo sé, pero te aseguro que estaré allí para ayudarte.

No había Pluff terminado de decir sus palabras cuando todo el bosque se puso de noche y oscuro. Pluff miró rápidamente a Cogí para saber que pasaba, pero Cogí estaba tan asombrado como él.
No sé que sucede jefe!!! Exclamó Cogí. No puedo volver a poner de día al bosque.
Tranquilos. Dijo Pluff. Vamos a ver que pasa.



En realidad ninguno de los tres lograba ver nada. Pero lo decían para no alarmar a los demás. Ya casi desorientados y sin saber hacia que parte dirigirse se juntaron espalda con espalda como les había indicado Pluff. De pronto una risa comenzó a oírse. Se escuchaba muy bajo, pero poco a poco se escuchó más y más fuerte. Hasta el punto de ser insoportable. – Quien eres tú? Preguntaba Pluff. Pero sólo se escuchaba esa risa fea. – Ja. Ja .jaah ja.ja. –Qué quien soy yo? Ja ja ja. Soy tu peor pesadilla ja ja ja. Contestó la voz. - Además de ser también muy pesado ja ja ja. Y ahora ustedes tres vendrán conmigo ja ja ja. – De pronto, algo oscuro, más bien negro, los agarró por las cabezas haciéndolos perder el sentido.



Primero despertó Pluff sin saber en donde se encontraba. – He abierto los ojos y parece que están cerrados. No veo nada. ¿Donde estoy? ¿Cogí. Estás aquí? ¿Max. Donde estás? –Comenzó a buscarlos a ciegas. Tocando por el piso con sus manos hasta que por fin tocó algo suave, gordito, que daban ganas de dormir. Y reconoció que era Cogí. Estaba recobrando el conocimiento. Y luego también encontró a Max, que estaba tan asustado que no pronunciaba palabra. Max no se había desmallado pero estaba tan asustado que ni siquiera hablaba.
- ¿Tienes algún fósforo Cogí? -Preguntó Pluff. –En realidad no veo nada. –Cogí se revisó los bolsillos y luego dijo: -Pero Pluff, yo no fumo. –Bueno. Respondió Pluff. Siempre hay que preguntar, uno nunca sabe.
-¿Qué querrá ese gordo feo de nosotros? Preguntó Pluff. – No sé porque nos atrapó.
– Cuando de pronto se escuchó esa horrible voz de nuevo: -Ja. Ja. Ja. ¿Preguntabas algo hombrecito de los sueños? Yo te voy a contestar. Ahora, todos los sueños del planeta van a ser míos. Claro con tu ayuda, y así yo reinaré en el planeta Tierra, y todo será mío. Todo….Todo Ja.ja.ja. Y ese Sol !!!!, ese Horrible Sol va a estar tapado por siempre, y en la Tierra sólo abra oscuridad. En otras palabras: Lo más lindo de la vida, la penumbra y las tinieblas. Porque es diferente decir “La Noche”, que decir “La penumbra”. También crecerán los ojos de las personas y se pondrán grandes cubriendo casi toda la cara. La gente se volverá de un dulce color pálido y yo controlaré sus vidas utilizando sus sueños. Para que nunca nadie piense siquiera en desafiarme. Ja, ja, ja. Todos harán lo que yo digo. Yo!!!! Controlaré el mundo ja, ja,ja.

Así como comenzó a reír Obeso, La risa se fue escuchando cada vez más lejos hasta que desapareció en esa interminable penumbra.
Pero el silencio se rompió otra vez, y de pronto se escuchó la voz de Pluff: - ¿Cogí? ¿No te parece que ese gordinflón es el mismo bicho feo de la leyenda que me contaste la otra noche?
Claro!!! - Respondió Cogí emocionado. – Lo tenemos. Ese es….. –Y comenzó a brincar de felicidad. Claro, él no veía por donde iba pero brincaba.
A lo que Pluff respondió: - No te emociones tanto Cogí, que nosotros seguimos atrapados.
- Ahhhhhhh……… - Se escuchó en la oscuridad.
Tranquilo. – dijo Pluff. – Pensemos como salir de aquí.. Ajá. Obeso odia la luz, por eso estamos aquí. Además, es muy abaro y egoísta. Entonces, lo que tenemos que hacer es conseguir que salga el Sol y listo. Oh. Oh. Eso no es tan fácil. -Su cara de preocupación en realidad no se veía. Pero les aseguro que la tenía, hasta que de pronto cambió a una cara de esperanza mientras decía: - ¿Cogí? ¿Qué es lo que tú mejor haces?
Y cogí respondió bostezando: - Covertir sueños en realidad….. Y también la cara de cogí cambió de pronto. –Claro Pluff. Claro!!! Max: Vamos a dormir…….. -Le dijo contento Cogí a Max.
No. No. No. Un momento Cogí !!!. –Dijo Pluff. –No tan rápido. Aprovechemos nuestra ventaja. Cuando vuelva el gordo feo lo atrapamos por sorpresa. Yo duermo a Max y tu le cumples su sueño. ¿Max? –Dijo Pluff- Tu tienes que soñar que sale el Sol. Un lindo Sol. Grande y brillante….¿De acuerdo?
De acuerdo –Respondió Max. Que asustado casi no podía ni hablar, aunque estuviera pegado de Pluff.
Esperaron y esperaron, hasta que por fin se escuchó una voz muy fea que se hizo cada vez más fuerte y que decía: - Ja, ja, ja ¿donde están mis insignificantes enemigos? Ahh. Ya los vi. Hola hola Chiquiriquitines gusanitos ¿como están?. – A lo que se escuchó como un fuerte grito: -Ahora Cogí…. Duerme Max. –Y Max cayó profundamente dormido. – Vamos Cogí !!!!! –Y Cogí se concentró con fuerza…….Pero no pasó nada. El Sol no salía. Y esperaron. Y no salía !!!!
Obeso sin comprender muy bien lo que ocurría se echó a reir – Ja, Ja, ja, ja, ja ¿Qué les pasa gusanitos? Ja, Ja, Ja.
Cogí se había dado cuenta de que sólo podía cumplir sueños dentro de “El Castillo Almohada”, donde tenía en su cama, la gran “Fuerza de Poder” que convertía los sueños en realidades.
Entonces Obeso, que reía con gran fuerza, amarró a Pluff en su Triciclo Ensoñador y también a Cogí y a Max. Parecían un paquete para enviar. Ni siquiera podían moverse. Obeso los agarró fuerte y se encaminó al Castillo Almohada, donde había decidido quedarse y poner su nuevo centro de operaciones, para así apoderarse de todos los sueños del mundo.
Ya llegados al Castillo, Obeso dejo a nuestros tres amigos frente a la Compluftadora. Obeso se sentó frente al aparato y comenzó a tratar de usarlo, pero al parecer no entendía muy bien como funcionaba. En realidad no sabía como hacer para que la Compluftadora trabajara, ese aparato era muy nuevo para ese viejo pillo. Entonces dijo: -Tú Pluff me ayudarás a usar tu computadora somnolienta para controlar los sueños de todas las personas del mundo. Pero eso será después. Primero tengo que conocer bien mi nuevo castillo. Ja, Ja, Ja,

Pluff ni siquiera podía moverse, y al ver que el Gordo Feo salió de la habitación le preguntó a los muchachos: -Oigan muchachos. ¿Pueden moverse? -A lo que ellos respondieron: -No Pluff, ni un dedo. Estamos perdidos, este Gordo nos venció. –Pero nunca podrá hacer que lo ayude. Primero dejo de dormir antes de ayudar a ese gordo horrible.
Entre tanto, el gordo Obeso paseaba por su nuevo castillo, conociendo con una muy tenue luz, la biblioteca, los salones y la cocina. Entró en ella, y la vio tan brillante que dijo: -Muy bien, muy acogedora y grande, como me gustan. Lo único que hay que hacer es ensuciarla un poco. –Y así llegó a los dormitorios, y comenzó a explorarlos todos para decidir cual sería el suyo. Entro en uno muy pequeño, que casi se atasca en la puerta y no le gustó. De pronto se paró frente a una puerta majestuosa y alta. Adornada con muchas tallas en la madera. Talla de ensueños, que inspiraban tanta paz, que hasta a ese Gordo Horrible le dio sueño. Entonces maravillado y seguro que ese sería su nuevo dormitorio, abrió la puerta para acostarse. Pero una luz intensa salió de la puerta, penetrando a Obeso y desintegrándolo casi de inmediato. No hubo tiempo ni siquiera de escuchar el grito de miedo que salió de su gran boca. Sólo desapareció tan rápido como las cuerdas con las que estaban atados nuestros amigos.
Sin entender mucho que ocurrió, Pluff se vio desatado y también Cogí y Max. -¿Qué habrá pasado muchachos? (Preguntó Pluff). No se separen de mí, y abriendo el cajón que estaba debajo de Compluf-tadora sacó su pistola de rayos somníferos.
-Yo no sé (Dijo Cogí), pero yo escuché un ruido que me pareció como un grito pero fue muy rápido, como si se hubiese cortado.
Exploraron el Castillo hasta llegar a la habitación de la gran puerta.
Se detuvieron en la puerta y Pluff le dijo a Max: - Ponte estos lentes Max. Sin ellos no podrías entrar aquí.
Max se colocó los lentes y entonces la puerta se abrió, un gran destello de luz salió de la habitación y los tres entraron. Allí Max se consiguió con la sorpresa más grande de su vida. Allí estaba acostada la Luna sobre una enorme cama. Una cama más grande que la Luna misma.
Entonces la Luna que ya estaba despierta saludó a Pluff y a Cogí. Y Miró a Max diciéndole con voz lenta y pausada: -Hola muchachito ¿cómo estás?. Ahora ya conoces mi secreto y no puedes decírselo a nadie. Porque aquí es donde descanso en esas noches en las que nadie me ve.
Max todavía asombrado, juró no decir ni una palabra de lo que había visto. Pluff y Cogí le contaron todo lo ocurrido a la Luna y entonces ella le dijo a Max: - Max. Ahora ya sabes que aunque sea de noche yo te llevaré la luz del Sol donde sea que estés para que no tengas miedo. Y cuando esté yo durmiendo aquí, sólo tienes que buscar esa luz en tu corazón pensando en mí, para que así puedas dormir tranquilo.



Así pues, Max no tuvo más problemas para dormir y Obeso al parecer no sobrevivió para contarlo, ni para soñarlo.
Busca tu pequeña luz interior y que duermas bien tú también.